Reseña de «The Man Whose Teeth Were All Exactly Alike»
Quizá ya os comenté que ando disfrutando de las últimas novelas que me quedan por leer del maestro Philip K. Dick. Las de ciencia ficción ya las terminé todas hace tiempo, así que ahora estoy apurando y saboreando las pocas que todavía tengo pendientes y son de narrativa general.
En este blog ya os hablé de Gather Yourselves Together y de Voices from the Street, en sendas reseñas. Hoy le llega el turno a The Man Whose Teeth Were All Exactly Alike (que podríamos traducir, de forma literal aunque posiblemente poco elegante, como El hombre cuyos dientes eran exactamente iguales).
CONTEXTO Y EXPECTATIVAS
Las dos primeras que comenté en este espacio eran tentativas de Phil por abrirse camino en la llamada «literatura seria», alejándose del nicho pulp de la ciencia ficción. Ya sabéis relatos mal pagados en revistas o publicaciones modestas de bolsillo o paperbacks. Esas dos novelas fuera de la sci-fi eran trabajos primerizos de principios de los cincuenta; como casi todos rechazados por los editores en su día y publicados despúes de su muerte. Pero cuando abordó la escritura de esta The Man Whose Teeth Were All Exactly Alike, estamos a inicios de los sesenta. Es decir, Dick ya había publicado un buen número de relatos y obras largas de ciencia ficción.
Haciendo un cálculo rápido, llevaba aproximadamente una docena de títulos de sci-fi (Lotería solar, Ojo en el cielo, Tiempo desarticulado, entre otros) y cuatro o cinco novelas de narrativa general escritas y con esperanzas de que fuesen editadas (Mary y el gigante, Ir tirando…). Una década intensísima que le había dado oficio y experiencia con muchos manuscritos completados y obras a la venta. Podría pensarse, entonces, que con The Man Whose Teeth Were All Exactly Alike que nos ocupa nos toparíamos con una novela más sólida y madura.
Sin embargo —y lo adelanto de entrada— para mí ha sido una de las peores que he leído de Dick.
Y eso de que no me ha acabado de convencer lo dice alguien incondicional del autor, que incluso ha disfrutado bastante de sus novelas no adscritas a la ciencia ficción. De hecho, de este grupo solo me queda una pendiente: Humpty Dumpty in Oakland. Pero siendo sincero, The Man Whose Teeth Were All Exactly Alike se me ha hecho un tanto tediosa y a ratos cuesta arriba.
No termino de adivinar cuál era la intención de Phil con este libro. Más allá de su título llamativo y un tanto intrigante, lo que tenemos es un retrato costumbrista de la vida de dos matrimonios vecinos en Marin County, California. Un caldo de cultivo que en otras ocasiones Dick supo trabajar con acierto (Confesiones de un artista de mierda, por ejemplo), pero aquí no acaba de funcionar.
SIN RUMBO FIJO
La narración reparte protagonismo entre Leo Runcible y su esposa Janet, por un lado, y Walt Dombrosio y su mujer Sherry, por el otro. Dos matrimonios de finales de los cincuenta que le sirven para explorar temas como el racismo y machismo latente, la frustración conyugal, las tensiones y roles de género de la época y las contradicciones y luchas personales que en parte todos arrastramos.
El detonante inicial es una cena, en apariencia sin importancia. Walt invita a un amigo de color a su casa. En una comunidad pequeña y mayoritariamente blanca, aquello no pasa inadvertido. Leo, judío y agente inmobiliario, pierde un negocio por esa situación y, en lugar de enfrentarse a los prejuicios de su cliente, descarga su resentimiento contra su vecino. El resto es una cadena de venganzas y rencillas y odios desatados que terminan retratando lo peor de la sociedad suburbana del momento.
La novela toca temas serios ya mencionados —el racismo, el machismo, los matrimonios en crisis, la hipocresía social—, pero todo queda diluido en una trama que avanza a trompicones, con alternancias narrativas entre los cuatro personajes principales, sobre todo los dos varones. Una novela a la que de nuevo quiza le sobren algunos pasajes, con una extensión que como en otras ocasiones en estas obras que no fueron publicadas en su día algun editor habria sugerido una poda de palabras aquí y alli... Incluso el elemento del hallazgo del que no os quiero contar mucho para no arruinar la experiencia —que debería añadir un punto de intriga— se siente como un tanto forzado y no logra sostener la narración.
En resumen, The Man Whose Teeth Were All Exactly Alike es una obra curiosa en el corpus de Philip K. Dick, recomendada sobre todo para quienes desean leer todo lo del autor. A excepción de los completistas más acérrimos, sinceramente no me parece una novela imprescindible fuera del círculo dickiano.
Esta opinión se refuerza al compararla (inevitablemente) con otras novelas de Dick fuera del género de la ciencia ficción, la mayoría más logradas y capaces de dejar mayor poso en el lector.
Es posible que el momento en que la he leído no fuese el más adecuado, quizá no me he dejado atrapar como debería. Es cierto que The Man Whose Teeth Were All Exactly Alike consigue una ambientación excelente en la ficticia Carquinez, una plausible ubicación al norte de San Francisco, y ofrece personajes tan mezquinos como humanos, con relaciones realmente intensas y reconocibles. El libro incluye esos destellos introspectivos tan propios de Dick, aunque aquí aparecen de forma fugaz y no logran sostener el conjunto de la novela.
VALORACIÓN FINAL
En definitiva, café para muy cafeteros, obra para dickianos entusiastas. Al margen de sus iniciativas dentro de la ciencia ficción donde destacó, a muchos lectores les cuesta sumergirse en estas apuestas más realistas. Las novelas de narrativa general de Dick tienen su interés, pero esta, sin ser mala, no está entre las mejores. Así de sencillo.
¿La parte buena? Que prácticamente ya he leído todo lo que escribió el autor. ¿La mala? Que solo me queda una novela por descubrir… la que mencioné antes. ¡Mi travesía dickiana está a punto de terminar!
¿Te agradó esta reseña? Ya habrás comprobado que me encanta el autor. Incluso escribo algunas novelas cortas bajo el seudónimo de Alan Dick, Jr. Y sí, es un homenaje a Phil. Algunos me han dicho que tengo influencias de él, sobre todo en mis obras de ciencia ficción. ¿Quieres echarles un ojo? Puedes hacerlo aquí.
Alfonso M. González
1984, Mark V. Ziesing
1986, Paladin Books
2009, Tor Books
2014, Gollancz