Grandes maestros de la ilustración: Enric Torres-Prat

Aunque en la actualidad me dedico a escribir bolsilibros —lo que algunos denominan neobolsilibros—; paradójicamente, en mi infancia no solía leerlos. Recuerdo con nitidez aquellas portadas de las populares novelitas de bolsillo que, colocadas en los entonces atractivos quioscos, buscaban captar mi atención.

Enric Torres-Prat, pintor

Sin embargo, yo solía pasar por alto los bolsilibros. Cuando apenas contaba con diez años, mi interés se inclinaba más hacia el cómic. Recuerdo con vivacidad aquellas portadas de las publicaciones de los 80 que a un niño de corta edad le robaban toda la atención. Tal vez era uno de los motivos que lograron apartarme de los bolsilibros…

Creepy, 1984, Vampirella, Vampus… Había tantos en aquella época dorada del cómic español. Siempre me fijaba en el nombre de los artistas: los ilustradores, dibujantes, guionistas. A pesar de ser un mocoso que apenas levantaba unos palmos del suelo, siempre me interesaron los creadores. ¿Quién hacía las películas, quién ilustraba los libros, quién ideaba los cómics? ¿Cómo serían aquellas personas que creaban esas ficciones capaces de ser tan arrebatadoras para un niño?

Y recuerdo que uno de ellos era Enric.

«Portada: Enric», rezaba en las primeras paginas. Sonaba a catalán. Pero a pesar de ser de Barcelona, en aquellos tiempos todo parecía lejano, opaco en cuanto a datos. No había esa información, y no tenías modo de averiguarla.

Cubierta de Enric

¿Quién era ese tal Enric (en ocasiones firmando como Enrich)? ¿Quizá un vecino en USA de otro grande como Richard Corben? ¿O tal vez un amigo y alguien que vivía cerca de otro titán como Frank Frazetta?

No tenía tanta importancia. Lo que realmente importaba eran aquellas cubiertas con unas ilustraciones rutilantes que, para mi yo infantil, merecían estar más en un museo que en ese destartalado quiosco del suburbio donde vivía.

Aquellas mujeres despampanantes, aquellas ilustraciones con una fuerza cautivadora, aquellas imágenes en ocasiones tan fuertes y terroríficas… que, siendo francos, para la mente de un niño creaban un pequeño cortocircuito.

Con el paso de los años, la llegada de internet y todo lo que tenemos a día de hoy a nuestro alcance, pude descubrir la «identidad secreta» de algún modo a aquellos superhéroes creativos de mi infancia.

Y es que aquel Enric Torres-Prat, que hacía magia en las portadas de algunos de mis cómics preferidos, resultaba ser una persona de Barcelona. Un ilustrador de formación autodidacta que comenzó a ser conocido firmando como Enrich. Aunque, no sé si calificarlo de ilustrador es del todo justo, tal vez deberíamos hablar de un gran pintor...

Pude saber que Enric comenzó a trabajar en la agencia Selecciones Ilustradas a principios de los 70. Pude incluso conocer y atar cabos de que había ilustrado algunas cubiertas de superhéroes Marvel para Vértice.

Fui capaz de averiguar otros datos, como el desembarco de sus trabajos en Estados Unidos gracias a la intervención inicial de Josep Toutain. De esa forma, había llegado a ilustrar para Warren y había podido disfrutar de esas ilustraciones en Vampirella, 1984 y todas las demás revistas que luego se publicaban en España.

Enric es uno de esos artistas que representan para mí un pasado glorioso y que, a su vez, continúa trabajando e ilustrando sueños a día de hoy. Un eco de esos tiempos felices en los que no existía la infografía, renders, programas 3D ni nada por el estilo… ¡por no hablar de las actuales IA!

 

Unos tiempos en los que ese tipo de arte se pagaba mal para la cantidad de esfuerzo que suponía y que empujó a alguno de esos artistas a trabajar en mercados extranjeros, donde podían obtener unos honorarios mayores con los que seguir ejerciendo su profesión y creciendo en su campo.

Seguí tirando del hilo y descubrí que Enric se ha dedicado luego a la pintura figurativa e incluso ha expuesto su obra en varios países y en galerías importantes. Un claro ejemplo de que las ilustraciones de algunas revistas de fantasía, ciencia ficción y horror, que podían considerarse baratas o productos casi menores, se daban la mano con un arte considerado más serio que se muestra en otros canales de exposición. ¿No os parece bonito?

Creo que Enric Torres-Prat no llegó a ilustrar la cubierta de ningún bolsilibro de aquella época de la febril literatura popular. Él se volcó más a ilustrar las cubiertas de cómics y muchos libros para el mercado americano.

Sería de alguna forma cerrar el círculo a día de hoy. Ahora que, por avatares del destino, me dedico a escribir bolsilibros. Sería maravilloso que uno de los artistas que me dejaban boquiabierto con su arte hubiera también participado con su creatividad en los bolsilibros.

De todas formas, el trabajo de Enric y otros de sus compañeros es inolvidable. Creo que sigue activo con sus pinceles, colaborando incluso en ocasiones para Marvel

Dicen que el arte nunca muere, y por consiguiente, los grandes artistas tampoco lo hacen. ¡Echadle un vistazo a algunas de estas imágenes y atreveos a decirme que me equivoco!