Un vistazo al bolsilibro «Semana negra» de Silver Kane

Los escritores de bolsilibros solían usar seudónimos. Era muy habitual que, por instrucciones de las editoriales, adoptaran una denominación de aire anglosajón. Supongo que era una cuestión de marketing. En aquella época de la cultura popular de quiosco, la información era más bien opaca y, por poner un ejemplo, si veías un librito que decía estar firmado por Silver Kane, pensabas que debía ser un escritor americano o algo por el estilo…

Silver Kane

Si te comprabas un western con una portada atractiva, preferías que estuviese firmado por un tal Michael Ford en lugar de por un tal Manolo Álvarez. Nadie sabía quién se escondía detrás de esos misteriosos escritores que parecían tan prolíficos y no dejaban de poblar los quioscos y algunas tiendas con sus bolsilibros. Quizá pensabas que esa persona con cierto glamour estaba a miles de kilómetros de distancia cuando quizá era tu vecino de al lado que malvivía como podía, aporreando su máquina de escribir.

Y Francisco González Ledesma era la persona que firmaba como Silver Kane. Con casi toda seguridad ya lo sabéis, así que ¿por qué hago hincapié en esta cuestión en esta suerte de introducción? Muy sencillo, por el hecho de que esta Semana Negra tiene por protagonista al propio Silver Kane.

Ya os había hablado cuando reseñé En el reino de los muertos que en ocasiones Ledesma no solo firmaba con el seudónimo de Silver Kane, sino que además (y es que debía ser un cachondo) en algunas ocasiones había metido a ese personaje en sus propios bolsilibros.

Es quizá la triple voltereta con tirabuzón: escribir con un seudónimo y a la vez crear un personaje que se llame como ese sobrenombre y que protagonice alguna de tus novelas cortas. En esta Semana Negra, el protagonista es ese tal Silver Kane. Además, está narrado en primera persona, así que vamos a estar más cerca de ese personaje… ¿de ficción?

Y es que ese Silver Kane del bolsilibro que nos ocupa parece ser un trasunto del propio autor, al menos en esta Semana Negra. En lugar de estar explotado en Bruguera, trabaja en una agencia de seguros como detective y casi con el mismo trato; en vez de hallarse en Barcelona, resulta que anda por Nueva York, que seguramente será más cool. También ―¡oh casualidad!― se dedica a escribir novelas en sus ratos libres; y en general, podemos encontrar más de un paralelismo con su propia vida.

Por lo tanto, lo que nos ofrece Ledesma en la presente Semana Negra es con casi toda seguridad y hasta cierto punto una fabulación sobre su propia vida de aquel momento. Una ficción detectivesca de una compañía de seguros que le encarga comprobar si la desaparición de uno de los titulares de sus pólizas ha fallecido de verdad y de esa forma su viuda puede cobrar la indemnización. Ese Silver Kane de la novela se verá envuelto en peligros y lidiará con más de una guapa fémina que le hará perder la cabeza.

Silver Kane

Este bolsilibro es de 1956. O lo que es lo mismo, encontramos a un González Ledesma dando casi sus primeros pasos como escritor de literatura popular. ¿Qué quiere decir eso? Que quizá se esmera más y no emplea algunos trucos que aprendió luego, y que eran tan comunes entre estos autores «currantes», como el uso de diálogos, o diversas tretas para llenar cuartillas y rellenar las páginas correspondientes escribiendo en realidad menos texto.

Hay otros detalles y podemos ir siendo testigos de una evolución en el autor durante los años y la productividad a la que fue sometido, que parece a día de hoy imposible de mantener. Los capítulos, por citar algunos de esos pormenores, son más largos que en sus futuras obras; y estructura los libros en partes, o en este caso en días de la semana. Años más tarde, tendería a numerar simplemente capítulos y hacerlos más cortos y dinámicos.

Considero Semana Negra como una obra de un artesano que todavía está tejiendo su cuerpo literario. Ledesma acabó siendo un maestro de la novela negra y este pequeño bolsilibro podría considerarse como uno de los muchos ensayos que haría para perfeccionar y aprender a dominar el género.

Con una trama que nos pone en la piel de ese Silver Kane ficticio, que descubrirá que la persona desaparecida a la que tiene que investigar tiene lazos con el espionaje internacional. La novelita nos irá dando pistas a la vez que el propio protagonista las descubre y nos meterá de lleno en una incipiente historia de amor entre varias de las damas de buen ver que le irán acompañando en sus pesquisas.

No es sencillo hacer una buena novela policiaca o negra y Semana Negra apunta buenas maneras. Como os comentaba hace unos párrafos, es una obra que nos permite intuir a un gran escritor de ese género, pero que todavía no maneja con toda la destreza necesaria todos los mecanismos de relojería argumental que estos trabajos requieren…

¿Qué puedo achacarle? Quizá algunos momentos que os traerán «de cabeza» y pueden parecer algo forzados (si lo habéis leído lo entenderéis y si no, no os estoy destripando nada clave). También son una clase de novelas en las que el autor tiene que ir dosificando la información con mucho mimo, dejando pistas que puedan quizá hacer que algún lector adivine el misterio… y a la vez escondiendo todo de manera precisa. Un ejercicio de funambulismo literario que no logra aún del todo mantener.

Semana Negra cuenta con algunas dosis de humor, que Ledesma suele manejar de forma excelente, así como una mirada bucólica a esos Estados Unidos, en concreto NY, de los 50. Una ciudad que fascinó al autor y que sospecho que cuando escribió este bolsilibro todavía no había visitado.

En conclusión, si Semana Negra está incluida en el recopilatorio Ciudadano Kane de los amigos de A.C.H.A.B por algo será. Es un gran bolsilibro de este autor, muy meritorio. Lo único que detecto es que es todavía un artesano que se hallaba puliendo su oficio para dar el do de pecho en este tipo de obras.

¡Y vaya si lo logró más adelante!

¿Qué te ha parecido esta reseña? Si te ha gustado, te recuerdo que soy escritor de bolsilibros. Si deseas echar un vistazo a mis obras, puedes hacerlo en este enlace. ¡Te lo agradezco!


1956, Bruguera. Colección Servicio Secreto nº 306. Ilustración de la cubierta: Por confirmar.

1962, Bruguera. Colección Selecciones Servicio Secreto nº 10. Ilustración de la cubierta: Por confirmar.